Solo queríamos que terminaran las clases para correr hasta la playa principal; en Zihuatanejo Guerrero, donde nací. Allí, siempre había cosas que hacer; pescábamos desde la orilla del mar con un pedazo de cuerda, y nuestras herramientas mas sofisticadas eran esos viejos anzuelos oxidados, que los pescadores habían dejado en sus lanchas la noche anterior.